Como en gran parte de las relaciones personales, o actividades del día a día. Es más que probable que durante una época de la etapa profesional los trabajadores pierdan interés en el trabajo. Y aunque esto es algo que ocurre irremediablemente en muchas ocasiones, hay que estar siempre alerta para poder gestionarlo de la mayor manera posible y atajar el problema siempre de raíz. Ya que como en cualquier crisis, puedes acabar fracasando, o resolverla con éxito.
Esta semana en Factoría MEEU analizaremos las diferentes perspectivas del problema; tanto desde el lugar del responsable de equipo, como del propio trabajador. De esta manera trataremos de ayudarte a ponerle remedio y que ambos podáis salir reforzados de la situación.
¿Qué está causando el desinterés?
Si eres el jefe
Es primordial que si eres el líder de tu equipo estés siempre atento a identificar las diferentes situaciones que están haciendo que tus empleados pierdan el interés en lo que están haciendo. Si algo está ocurriendo bajo tu mando es tu deber y tu responsabilidad conocerlo.
Lo primero que debes saber es que hay múltiples situaciones que pueden estar haciendo que tus trabajadores estén desganados. Falta de conciliación laboral y personal, sueldo bajo, fallo de conexión con sus superiores, falta de reconocimiento profesional…
A menudo en el trabajo estamos tan atareados que nos olvidamos que nuestros empleados tienen mil y un preocupaciones. Y que si los desatendemos, acabarán convirtiéndose en trabajadores apáticos. Aunque esto no va estrictamente relacionado con una pérdida de rendimiento, ni en que sea un mal trabajador, sí que debemos preocuparnos. Puesto que un trabajador sin ilusión, se convierte en un ‘zombie’ del trabajo. Y a ningún líder debería gustarle tener empleados insatisfechos. Ya que tarde o temprano esto se volverá en tu contra.
Si eres el empleado
Generalmente la falta de interés por el trabajo, se va presentando de forma gradual. No es algo que ocurra de un día para otro. Si según pasan las semanas, cada vez te vas encontrando más indiferente, y desganado por tu trabajo, lo primero que deberías hacer es identificar qué es lo que te está ocurriendo.
Si es alguna situación concreta, lo mejor que puedes hacer es ser sincero contigo mismo, y tratar de solucionarlo antes de que pueda afectar a tu rendimiento. Ya que entonces, la culpa será tuya.
Algunas señales suelen ser: desgana por lo que estás haciendo, pérdida de interés en tus relaciones con los compañeros, o algo tan simple como que tu única motivación sea que llegue la hora de salida.
¿Qué podemos hacer?
Si eres el jefe
Una vez que hayas identificado las diferentes señales, llega el momento de elaborar un plan de acción.
El primer paso será comenzar a trabajar tu relación con el trabajador, a fin de poder llevar un seguimiento del problema. Trata de recompensarle de diferentes maneras. Por ejemplo: una tarde de viernes libre de vez en cuando, proponer retos diferentes, o en definitiva, hacer el trabajo más atractivo y dinámico.
Potenciar a tus propios empleados, es la mejor estrategia de motivación que te podemos aconsejar. Recuerda que siempre debes cuidar a tu equipo, ya que esto se traducirá en una mayor productividad, lo cual a su vez se traducirá en mayores beneficios para ti.
Si eres el empleado
¿Ya sabes qué es lo que está ocasionando tu perdida de interés? Perfecto. Ahora has de pasar a la segunda fase. En tu caso lo más importante es que te comprometas a ponerle solución.
Tu primer deber como trabajador es la responsabilidad. Por eso es fundamental que seas honesto, tanto contigo, como con tus superiores, y trates de acabar con el problema. Fíjate a ti mismo metas profesionales, e intenta involucrarte más en las diferentes áreas de tu trabajo.
Demuestra cuáles son tus mejores habilidades y sorpréndete a ti mismo, y a tu jefe de lo que puedes aportar. Si te añades retos, es probable que antes de que te des cuenta, te reconozcas a ti mismo siendo mucho mejor profesional de lo que te tenías considerado.